El agua representa, de media, el 60% de nuestro peso corporal y es un elemento vital e imprescindible para nuestra supervivencia.
Actualmente, el consumo de agua embotellada se ha disparado, pese a resultar un 150% más cara que el agua del grifo.
La civilización ha permitido el abastecimiento de agua a través de vías artificiales, así que ya no es imprescindible residir al lado de un manantial o fabricar un pozo artesanal para disponer de agua potable.
Prácticamente la mitad de la población decide adquirir agua embotellada por una cuestión de sabor, alegando la ausencia de químicos presumible en el suministro doméstico, pero, ¿es mejor el agua del grifo o embotellada?
El agua más sana
Los avances en materia de controles higiénicos sanitarios prácticamente permiten garantizar que es igual de sano consumir agua del grifo que agua embotellada.
Defensores y detractores de una y otra opción argumentan a favor y en contra de ambos modelos, sin encontrar un consenso que decante la balanza a favor de una u otra.
Los partidarios del agua embotellada argumentan que su salubridad es idónea desde el origen, ya que es un elemento libre de microorganismos exento de los tratamientos adicionales que requiere el agua del grifo, cuyo origen suelen ser ríos o pozos expuestos a diversos patógenos, lo que exige un tratamiento potabilizador.
Los defensores del agua del grifo alegan cantidades ridículas de componentes químicos y se decantan por su consumo al estar supeditada a más controles sanitarios que su homónima embotellada.
Además, otro de sus argumentos de debate radica en que las sustancias liberadas por las botellas contenedoras del agua embotellada son agentes modificadores del sistema endocrino al asimilarse en grandes cantidades.
Sea cual sea la opción elegida, toda agua, ya sea proveniente de la red pública como embotellada, es potable y saludable, tal y como exige la legislación vigente. Así las cosas, veamos qué ventajas e inconvenientes tiene cada una de las opciones.
Ventajas de consumir agua del grifo
Los más supersticiosos evitan brindar con agua alegando que trae mala suerte. Esta creencia procede de la Edad Media, cuando el agua podía estar contaminada y la gente enfermaba y moría al ingerirla. Nada más lejos de la realidad actual.
Así las cosas, ¿por qué es mejor beber agua del grifo que agua embotellada?
MENOR COSTE. De media, el agua embotellada cuesta unos 21 céntimos por litro, mientras que el coste del litro de agua del grifo sale a unos 0,0015 céntimos; es decir, menos que nada. Para observar mejor la diferencia, basta con pensar que podríamos tener 140 litros de agua del grifo por el mismo precio que 1 litro de agua embotellada.
IGUAL DE SALUDABLE. A excepción de algunas zonas donde el consumo de agua no es recomendable, no existen diferencias significativas entre el agua del grifo o embotellada, ya que algunas de estas últimas requieren también de un tratamiento potabilizador.
CUESTION DE ECOLOGÍA. El consumo de agua del grifo no supone el mismo impacto medioambiental que la embotellada. Para producir 1 litro de agua embotellada es necesario generar 300 veces más energía que la precisa para obtener 1 litro de agua corriente.
Además, el impacto ecológico de las botellas de agua embotellada de plástico es mayor. Ya solo en nuestro país desechamos aproximadamente unos 10 millones de botellas de plástico al día, de la cuales no se recicla ni siquiera la mitad.
Ventajas de consumir agua embotellada
En el último siglo, el consumo de agua embotellada se ha disparado considerablemente. De hecho, solo en nuestro país hemos superado la cifra de las 6.000 unidades anuales.
El crecimiento de consumo de este tipo de agua va en aumento, pero, ¿es realmente más beneficiosa el agua embotellada?
CUESTIÓN DE SABOR. El consumo de agua embotellada es una garantía de sabor, ya que es inalterable sea donde sea que se beba. Es decir, una botella determinada de una marca concreta tendrá el mismo sabor en cualquier zona de nuestro país, mientras que la dureza y composición del agua del grifo modificará este aspecto.
Este aspecto es debido a que el agua embotellada tiene una menor cantidad de cal y no lleva cloro incorporado para su potabilización. Si bien ambos componentes no constituyen una amenaza para la salud en general, existen colectivos cuyo consumo lo tienen restringido, como las personas inmunodeprimidas.
CONSUMO SEGURO. Este aspecto es solo válido en países donde los controles sanitarios no garantizan un suministro de agua corriente seguro. Europa y el resto de países occidentales no tienen problemas al respecto, pero en zonas con problemas de salubridad y potabilidad es mejor consumir agua embotellada.
I.C.E. Disponer de agua embotellada garantiza la supervivencia en caso de emergencia. A nivel internacional el indicativo “en caso de emergencia” se formula mediante las siglas I.C.E. (In Case of Emergency).
Ante una emergencia, riada, terremoto u otra catástrofe es imprescindible disponer de agua embotellada para asegurar el suministro a la población y evitar intoxicaciones por contaminación al romperse las redes de suministro.
SIN BACTERIAS. El agua del grifo posee numerosos microorganismos a priori inofensivos para el ser humano y, aunque en nuestro país la probabilidad es baja, puede originarse una contaminación por patógenos si las infraestructuras de abastecimiento están obsoletas.
En el caso del agua embotellada la posibilidad de este tipo de contaminación apenas existe, a no ser que ocurra algún tipo de error durante el proceso de producción.
Conclusión
Dicho esto, ¿podríamos determinar cuál es el agua ideal? ¿Es mejor consumir agua del grifo o agua embotellada?
La mejor es, sin duda, aquella que quita la sed y no hace daño. El agua del grifo y el agua mineral natural embotellada son productos totalmente diferentes y su consumo atiende a la mera elección del consumidor en función de sus necesidades o preferencias.
En nuestro país, tanto el agua embotellada como el agua del grifo son potables y saludables, por lo que la balanza ser inclinará finalmente por motivos económicos o ecológicos.
Obviamente, en base a esto, lo mejor y más recomendable sería recurrir al agua del grifo y utilizar el agua embotellada para aquellos casos en que la ocasión lo requiera, aunque la última palabra la tienes siempre tú.