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Desde siempre, nutrición y sexualidad han estado vinculadas. Prueba de ello son los alimentos que tradicionalmente se han considerado afrodisíacos o con capacidades para estimular el deseo sexual.

¿Acaso no consideramos las ostras un alimento con potencial libidinoso? Las fresas, el chocolate, la canela o el ginseng son algunos de los alimentos que han gozado de la consideración de potenciadores sexuales.

Pero, ¿realmente la alimentación puede influir tan activamente en nuestra vida sexual? A continuación, desmontamos antiguos mitos y te explicamos el verdadero potencial de la nutrición para la sexualidad. 

¿Mito o realidad?

Cada uno de nosotros podríamos comentar algún alimento o producto del que tengamos referencias _acertadas o no_ sobre su capacidad para aumentar la libido. Desde siempre se ha considerado una lista de alimentos como potenciadores del apetito sexual.

Nada más lejos de la realidad. No existe evidencia científica documentada que respalde que algunos alimentos tengan cierta eficacia en lo que respecta al aumento de potencial sexual.

En base a esto, se determinó que esa lista de “alimentos afrodisíacos” atendía a un componente estrictamente sugestivo. Es decir, nuestro apetito sexual se ve estimulado porque nosotros creemos en el efecto de ese alimento concreto.

La dieta aliada de la sexualidad

Si bien parece quedar demostrada la incapacidad de ese listado concreto de alimentos para aumentar y estimular el deseo sexual, a la postre existe un cierto componente de verdad en este tipo de afirmaciones.

Y es que un alimento o producto no posee potencial para “alimentar” la libido del modo en que se creía, ni una cena con ostras, fresas con chocolate y champán despertará en nosotros la fiera sexual que llevamos dentro, pero un patrón de alimentación saludable sí tendrá la influencia suficiente.

La calidad y la intensidad de la actividad sexual sí está relacionada con patrones de alimentación y recibe una clara influencia de estilos de vida saludables inclusivos con una dieta sana y equilibrada.

Esos kilos de más, ese deseo de menos

Los problemas cardiovasculares, unas pautas de alimentación irregulares, desordenadas y con abundancia de grasas, el estilo de vida sedentario y el exceso de peso son algunos de los principales enemigos del apetito sexual.

La obesidad ha resultado ser la causante de alteraciones hormonales.

Toda vez que el apetito sexual atiende a niveles hormonales testosterona en el caso de los hombres y progesterona en el caso de las mujeres_, una afectación negativa de dicha relación hormonal en lo que al sexo se refiere era la crónica de una muerte anunciada.

Nutrición y sexualidad 1

Comer es un placer

Comer es un placer en sí mismo. Y meramente por este aspecto comparte una estrecha relación con la sexualidad. Ambos conceptos comparten un factor hedónico importante al suministrarnos placer y bienestar a partes iguales.

Las sensaciones derivadas del acto sexual y la alimentación entran dentro de la subjetividad ligada a cada persona, por lo que su efecto sobre el individuo es dependiente de la propia percepción.

Mantener unos hábitos de nutrición saludables actúa positivamente sobre la libido y la apetencia sexual, ya que la ingesta adecuada de alimentos beneficia un buen estado de salud y el funcionamiento correcto del sistema endocrino, un factor conectivo con la sexualidad.

El correcto funcionamiento glandular y la secreción hormonal a los niveles adecuados atiende a aspectos relacionados con alimentos nutritivamente vitales, de ahí que sea importante para una correcta vinculación entre nutrición y sexualidad la ingesta de sustentos naturales que aporten los índices de minerales y vitaminas necesarias para el organismo.

El correcto rendimiento físico y la predisposición mental para una sexualidad sana pasa por unos hábitos de nutrición equilibrados y saludables que aporten a nuestro cuerpo los nutrientes necesarios.

Alimentos saludables que benefician la sexualidad

Tal y como mencionábamos anteriormente, el mito de los alimentos afrodisíacos ha magnificado el potencial de algunas comidas atribuyéndoles una capacidad estimuladora que distan mucho de poseer fuera de un hábito de nutrición saludable.

No obstante, el aporte de algunos alimentos al organismo, dentro de unas pautas adecuadas de salud y alimentación, ayuda a aumentar el deseo sexual y mejora la percepción que tenemos sobre la sexualidad en general.

Una mente sana en un cuerpo sano es la mejor receta para una sexualidad saludable.

Y, para ello, es necesario practicar rutinas de ejercicio y de alimentación equilibradas y adecuadas en las que determinados alimentos sirvan como catalizador para un mayor impulso y apetencia sexual.

El huevo, por ejemplo, juega un papel muy importante para la testosterona, mientras que la espinaca es fundamental para la producción de estrógenos.

El aguacate, por su parte, aumenta exponencialmente la libido, mientras que los aceites y frutos secos son coadyuvantes para la prevención de daños en los ovarios y las ostras constituyen una fuente considerable de zinc, necesario para la producción de esperma.

Estos son solo unos cuantos ejemplos de la participación de determinados elementos en la mejora de la sexualidad, como potenciadores, ayudantes e incitadores, dentro de una rutina saludable de alimentación, ejercicio físico y descanso.

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Nutrición y sexualidad saludables

Mantener relaciones sexuales requiere que muchos aspectos de nuestra vida estén en armonía. Una alimentación saludable, sentirnos bien y tener energía son pilares para sentar las bases de una sexualidad activa y sana.

Por ello, es fundamental mantener rutinas que den soporte a nuestras necesidades básicas. Disfrutar del descanso necesario, aportar a nuestro organismo la energía que necesita y cuidar nuestro estado de salud general son las herramientas fundamentales para una buena sexualidad.

¿Acaso el desánimo, la apatía, las enfermedades y los desequilibrios nutricionales no juegan en contra del deseo sexual?

De hecho, esta afirmación es más que evidente en los cuadros de depresión.

La depresión afecta negativamente sobre el deseo al presentar un cuadro de anhedonia en el que el individuo pierde interés por cualquier actividad y carece de la experimentación de la sensación de placer.

La sexualidad nace en ti

El deseo es algo enormemente personal y, al igual que las personas, multidimensional y complejo.

La sexualidad del individuo es dependiente de multiplicidad de factores además de aquellos que atienden a los parámetros de nutrición y salud.

Mantener las pautas correctas de nutrición, practicar ejercicio y descansar correctamente son factores necesarios para una vida sexual sana, pero no exclusivos. Una sexualidad satisfactoria es dependiente de los hábitos de vida y la interacción con el entorno que nos rodea.

A veces la insatisfacción sexual no radica en un problema nutricional, sino en factores biológicos, emocionales, relacionales, físicos, vivenciales o experimentales.

Cuida cada pequeño componente de tu vida, mantén las pautas de nutrición adecuadas y disfruta de una sexualidad plena y satisfactoria.

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